Anoche, me ocurrió un milagro.

Hace apenas unas cuantas horas, cuando me dirigía hacia El Santísimo para agradecer a Dios, por tantos regalos que nos da, me ocurrió algo totalmente inesperado… Y es que ayer hubo un llamado en mi interior, de buscar un templo para fundirme desde la Gratitud, con la energía que se ancla en un lugar sagrado donde tantas almas confluyen para orar.

Cuando llegué al parqueo de dicha iglesia, lo encontré saturado de autos, a tal punto que no había donde aparcar mi carro, así que sin vacilar opté por visitar otra iglesia cercana a la zona. Cuando me detuve frente a un semáforo en las cercanías hacia mi segundo destino, esperando que la luz roja cambiara a verde, en fracciones de segundos a una gran velocidad se lanzó un bus pasando tan cerca de mi, que sólo agradecí que no me tocara.

Lo que no sabía, es que de inmediato a ese bus venía otro autobús tratando de alcanzar al primero, a gran velocidad… Y lo que no entiendo desde mi mente racional, es como si lo tuve totalmente enfrente a mi timón, ya sobre mi auto directo a colapsarme de frente montado sobre el vidrio delantero, al cruzar en diagonal a mí, y cerrar mis ojos percibiendo un impacto colosal, no ocurrió, y aquí estoy escribiendo estas lineas.

La mente palpa algo evidente a los sentidos, que sin explicación, no sucede. Sin lugar a duda, lo que me ocurrió anoche, fue un milagro. Es asombroso, inesperado, excepcional y es que el milagro va más allá de cualquier campo posible percibido por los sentidos y se manifiesta por intervención Divina. Es una obra que te hace experimentar que la Vida tiene magia y misterio sagrados.

Todavía tengo la sensación de mis ojos cerrados esperando el estruendo del bus que vi, totalmente frente a mi, sí, ese autobús que Jesús, retiró de mi. Todavía me quedo estupefacta agradeciendo ese hecho que no se dio y agradezco infinitamente la asistencia Divina que en una mili fracción de segundos me apartó tan evidentemente de recibir un impacto, que no me tocó.

Por siempre quedará grabada en mis células, la proporción de este hecho inexplicable sobrenatural y por ello deseo compartirlo con ustedes como un testimonio más, de que anoche Dios me regaló este milagro, para que todavía transite por estos lados, viviendo cada instante en Gratitud, porque Dios nos envuelve constantemente en Su Divina Protección y en sus grandiosos milagros.

Leave a Comment